El Liceu de Barcelona. Una serie de catastróficas desdichas.

Gran Teatre del Liceu.

 

En el lugar donde hoy se levanta el edificio mas famoso de La Rambla, había estado emplazado, uno de los cinco patíbulos (horcas) de la ciudad durante la Edad Media.Era un solar de 4000 m2 que fue adquirido por la Orden de Los Trinitarios para construir un convento.

 La orden, ya tenia uno en Zaragoza, pero no en Barcelona. El convento se fundó en 1633, pero la iglesia no se consagró hasta 1639.

Según se dice estaba comunicado con un túnel con el convento de San Jose. Perteneciente a la orden de los Carmelitas Descalzos.


 

Antes del mercado de La Boqueria o Sant Josep (de ahí el nombre), estuvo en el mismo lugar el convento de San José, fundado en 1586 por los Carmelitas Descalzos, denominados "els josepets" por ser los predicadores, con Teresa de Jesús a la cabeza, del culto a San José.
A medida que La Rambla fue tomando importancia como una avenida/paseo, en el siglo XVIII, se consideró necesario apartar las carnicerías de su trayecto, fueron desplazadas, junto al huerto del convento de San José




Signum Ordinis Sanctae Trinitatis et Captivorum.

La Orden de la Santísima Trinidad y de los Cautivos (Ordinis Sanctae Trinitatis et Captivorum), conocida también como Orden Trinitaria o Trinitarios, es una orden religiosa fundada por el francés Juan de Mata (1154-1213), de origen provenzal, con Regla propia, aprobada por Inocencio III el 17 de diciembre de 1198 con la bula "Operante divine dispositionis"; a la que se unió la praxis de Félix de Valois (cofundador de la Orden). Fue la primera institución oficial de la Iglesia dedicada a la liberación de presos mediante medios no violentos, incluso se entregaban a cambio de ellos. Es también la primera Orden religiosa no monástica y una de las principales órdenes religiosas que se extendieron por España y Europa durante la Baja Edad Media.


Convento de Nuestra Señora de la Buenanueva de los Trinitarios.
Sobre cuyo solar se levantó el teatro del Liceo.

"En mayo de 1580, llegaron a Argel los padres trinitarios, fray Antonio de la Bella y fray Juan Gil. 
Fray Antonio partió con una expedición de rescatados. Fray Juan Gil,que únicamente disponía de trescientos escudos, trató de rescatar a Cervantes, por el cual se exigían quinientos. El fraile se ocupó de recolectar entre los mercaderes cristianos la cantidad que faltaba. La reunió cuando Cervantes estaba ya en una de las galeras en que Azán Bajá a punto de zarpar con rumbo a Constantinopla, atado con "dos cadenas y un grillo".
Gracias a los 500 escudos tan arduamente reunidos, Cervantes es liberado el 19 de septiembre de 1580. 
El 24 de octubre regresó, al fin, a España con otros cautivos también rescatados. 
Llegó a Denia, desde donde se trasladó a Valencia.
En noviembre o diciembre regresa con su familia a Madrid".

Planta del convento publicada por Gaietà Barraquer.

 
La iglesia conventual en ruinas. 1835

Lunes de carnaval, 29 de febrero de 1808. Los franceses toman Barcelona.

 
Fue en 1808 cuando las tropas napoleónicas ocuparon Barcelona, le dieron otra utilidad al convento e incurriendo en el primer sacrilegio, el ejército francés usó el convento como almacén.hasta 1812.
Fue exclaustrado temporalmente con la Guerra de la Independencia (1804-1814) y otra vez en 1823. 
El retablo mayor se llevó a la iglesia de Sant Baldiri, en Sant Boi de Llobregat.


El incendio del convento 1835.


Entonces, como parte de un episodio del agitado Siglo XIX barcelonés, en 1835 estalló la primera bullanga (revueltas de carácter liberal en Barcelona)  y una de las víctimas fue el convento, que ardió.


 25 de julio 1835. Una mala corrida.


La mala calidad de los toros de una corrida en la plaza de toros de la Barceloneta enardeció a la población, e inició unos disturbios que se tradujeron en la quema de varios conventos (Santa Catalina, San José, San Francisco, San Agustín, los Trinitarios y el Carmen), dejando un saldo de dieciséis eclesiásticos muertos.
Debido al incendio, quedó muy dañado. Este se abandono, y se expropió a los carmelitas. La comunidad trinitaria no retornó nunca a la ciudad.
En 1835 y debido a la desamortización de Mendizabal es expropiado y pasó a manos del estado.

"Consistió en sacar a subasta pública, previa expropiación forzosa por parte del Estado, los bienes y tierras que hasta entonces no se podían enajenar –vender, hipotecar o ceder– y que se hallaban en poder de las denominadas "manos muertas": la Iglesia católica y sus órdenes religiosas, que los habían acumulado como beneficiarias de donaciones, testamentos y abintestatos (herencias de quienes mueren sin testar).
Fue un largo proceso histórico, económico y social iniciado a finales del siglo XVIII con la denominada «Desamortización de Godoy» (1798) ( aunque hubo un antecedente en el reinado de Carlos III de España) y cerrado bien entrado el siglo XX ,16 de diciembre de 1924".
En 1845 se derribó y en su solar se comenzó a construir el Teatro del Liceo. 


El primer incendio 1861.


La Sociedad del Gran Teatro del Liceo tiene el origen en el año 1837, pero no fue hasta el año 1844 cuando Joaquim Gispert, socio impulsor de la sociedad Liceo Filarmónico de Montesión, compró el antiguo convento de los trinitarios descalzos de la Rambla para construir un nuevo teatro.
La primera autoría arquitectónica mantiene algunas incógnitas, pero se sabe que intervinieron Joaquim Gispert, su hijo Frederic, que era ingeniero, el maestro de obras Francesc Batlle y Francesc d'Assís Soler,  pero fue Miquel Garriga i Roca el arquitecto encargado de la construcción del Liceo. Las obras se iniciaron el 11 de abril de 1845, y el Teatro se inauguró el 4 de abril de 1847.
La historia arquitectónica y social del edificio es convulsa y variada, como reflejo de las circunstancias y variaciones de la sociedad de cada momento.


Incendio de 1861.

El edificio fue destruido en gran parte por el incendio del año 1861, salvándose, como en el siguiente incendio, la entrada y el salón de los espejos, conocido entonces como El Vergel que, junto con la entrada desde la Rambla, es lo único que queda del primitivo teatro.

Cuando estaban limpiando los escombros encontraron una nota/pintada que decía:

“Soy un búho y voy yo sólo, si lo volvéis a levantar, lo volveré a quemar”

En algunas culturas el búho es el guardián sagrado de la vida futura, señor de la noche, un vidente y protector de las almas en transición de un plano existencial a otro.


La gran inundación de 1862.


El 15 de septiembre de 1862 se produjo la tragedia meteorológica más impactante de la historia de Barcelona. La gran inundación se saldó con casi 1.000 muertos, barrios inundados, negocios destrozados…Según los medios de la época, La Rambla vivió con especial intensidad la fuerza de las lluvias. Ejemplo de esto es el reportaje publicado en el Diario de Barcelona, que decía que “La fuerza de esta era tal que en la Rambla arrancó gran parte del asfalto de las aceras, y doblándolo cual si fuera de cartón, se lo fue llevando dejando fragmentos acá y acullá”.

La Rambla fue una de las zonas que más sufrió el temporal. Destrozó las obras de reconstrucción del Liceu, que se había incendiado un año antes. 




El atentado de 1893.


El 7 de noviembre de 1893 se inauguraba la temporada de ópera 1893-1894, con la representación de Guillermo Tell, de Rossini. Salvador no tenía dinero suficiente para pagar la entrada, así que fue su esposa quien le dio la peseta que costaba la localidad. Se encontraba en la quinta planta del teatro, en el "paraíso", que estaba abarrotado. El anarquista se situó en el pasillo que conducía a las butacas. Dejó pasar el primer acto y durante el segundo, a las once de la noche, se asomó a la barandilla y arrojó al patio de butacas, casi seguidas, las dos bombas. La primera cayó en la fila 13 explotando inmediatamente debido al impacto. La segunda cayó sobre la falda de una mujer, que había muerto en la primera detonación. La prenda amortiguó el golpe, lo que impidió la detonación que rodó bajo una butaca. Siete personas murieron en el acto. Otras trece lo hicieron en las horas siguientes. Las filas 13 y 14 fueron las más afectadas.


Tal era la vinculación del teatro a las clases adineradas barcelonesas que, en tiempos de "pistolerismo patronal" y violencia política, un anarquista partidario de la acción directa en concreto Santiago Salvador atentó en el Liceu. 

Santiago Salvador. Fue ejecutado a garrote vil, en Barcelona, el 21 de noviembre de 1894.

 La Vanguardia del 8 de noviembre de 1893 lo cuenta así:
“Parece ser que la segunda bomba cayó sobre la falda de la señora Cardellach, cuñada del conocido procurador señor Guardiola. Al ser trasladada la señora de Cardellach al salón de descanso, la bomba, de ser cierta esa versión, debió caer al suelo sin que lo advirtiera nadie, pues gran rato después fue hallada debajo de una de las butacas”.

Ejecución de Santiago Salvador.


1936.

Durante la Guerra Civil Española de 1936 la actividad escénica del conocido hasta entonces como Teatre Liceu se mantuvo a pesar de su cambio de titularidad: con el estallido del conflicto bélico el edificio y todo su contenido fue expropiado por la Generalitat de Catalunya para ser convertido en el Teatre Liceu-Teatre Nacional de Catalunya, abriendo el repertorio a diversas expresiones artísticas y dejando la ópera aparcada. Fue en 1939 cuando el régimen de Franco devolvería el escenario a sus propietarios originales, la Sociedad del Liceo, en un momento en el que se debían iniciar los preparativos de la temporada de ópera 1939/1940.


Segundo incendio 1994.

Eran las 10.30 horas de la mañana del 31 de enero de 1994 cuando la chispa de un soplete que usaba un operario en el escenario, mientras trabajaba en el decorado de la obra Mathis der Maler, de Paul Hindemith, prendió en el telón de terciopelo.
Cuando los bomberos llegaron, pocos minutos después de las once. Tardaron mas 30 minutos en llegar y el fuego era ya incontrolable se había hacia el techo del edificio que terminó derrumbándose sobre el patio de butacas.
 


La espesa columna de humo se pudo ver desde muchas partes de Barcelona, se cortó el tráfico de La Rambla, se desalojó a los alumnos de la escuela Mireia que en ese momento visitaban el coliseo y se retiró a toda prisa las valiosas obras de arte que cobijaba el Círculo del Liceu.
Las llamas consumieron todo dejando sólo en pie las paredes perimetrales. En apenas dos horas el fuego arrasó uno de los principales foros de ópera de Europa pese a lo cual se pudieron salvar algunos espacios emblemáticos como el Círculo del Liceo (cuya colección pictórica logró evacuarse), la sala de los Miralls y el Conservatorio.
Tras el incendio de 1994, el teatro fue reconstruido, siguiendo el proyecto y la dirección de los arquitectos Ignasi de Solà Morales, Xavier Fabré y Lluís Dilmé, y se volvió a inaugurar en el año 1999. La reconstrucción respetó el ambiente de la sala y amplió considerablemente el escenario para adaptarlo a las más modernas especificaciones, para lo que hubo que demoler diversas casas que rodeaban el teatro.

Antes inundado que de nuevo quemado.


La estructura, que se construyó después del incendio, tiene que ver con el agua del subsuelo. “Tenía mucha fuerza y tuvimos que contrarrestarlo”, explica Sagrera. Así que se construyeron unos conductos para canalizarla y cuatro pozos, de los cuales brotan tres litros de agua cada segundo. Es decir, unos 100 millones de litros al año, un recurso que aprovecha el Ayuntamiento de Barcelona. Dada la cantidad de agua que rodea esta estructura, Xavier Sagrera duda que el Liceu se vuelva a incendiar. “Antes se inundará”.

La maldición del Liceo.

Según las historias, cuando se construyo el primer teatro, aparecieron cadáveres de monjes, nada raro en si, porque se solía enterraba en el interior de los conventos. También se cuenta que parecieron dos monjes emparedados
Para algunos, los responsables de la maldición serían los trinitarios expulsados de su convento y testigos de la profanación para edificar sobre sus cimientos un lugar donde según ellos "se practicaban actos frívolos y aberrantes más propios del paganismo que de un enclave sagrado".

Otros culpan a las monjas del cercano convento de Monte Sión en la actual Puerta del Ángel que compartieron el triste destino de los trinitarios al tener también que abandonar su casa. Tenían una priora, portadora de un anillo que quedaría ligado para siempre a la historia del teatro.
El anillo fue enterrado en los cimientos del teatro. Según la leyenda, una fiesta pagana, la del carnaval de 1861 pudo despertar la ira de los monjes allí enterrados y provocar un incendio que redujo a cenizas el teatro.
Ni siquiera reducido a escombros, el teatro parecía librarse de la maldición. Recién iniciada la reconstrucción del teatro tendría lugar un nuevo desastre. Esta vez, el Liceo sufriría la furia del agua.
Finalmente, el nuevo teatro se convirtió en un referente cultural y social de la emergente burguesía catalana, nadie recordaba ya la vieja historia de la maldición. Sin embrago, el 7 de noviembre de 1893, el desastre golpeó al Liceo con más fuerza que nunca llevándose por delante la vida de muchos de sus espectadores.

Y el ultimo incendio de 1994.


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