Barcelona. Una historia de mierda.

Amanece en Barcino.

Un legionario romano camina apoyándose en la pared, no sin esfuerzo, el soldado se acerca a un muro junto al cual hay una vasija metálica poco adornada, pero con agarraderas sólidas que asemejan caballitos de mar embistiendo. Entonces se escucha una caída de agua. Al momento el chorrete se vuelve torrente. Un suspiro, se está aliviando en ese recipiente situado en la puerta de una fullonica, (lavandería), donde la orina se utilizaba como detergente. 
Por cada vasija que colocan en la calle, los dueños de la lavandería pagan impuestos, ya que esta colocada en la vía publica.


Cuando Helios comienza a iluminar el Imperio, dos empleados de la fullonica, (fullones), recogen la vasija y lo llevan al patio trasero, donde ya había media docena mas. Hay que dejar “reposar” la orina hasta que el proceso de descomposición la convierta en amoniaco, una sustancia conocida por su olor astringente que hoy se utiliza en gran cantidad de fármacos y productos de limpieza. Después de unos días, el líquido resultante se mezclaba con agua para lavar tanto los ropajes de algunos pudientes, como prendas nuevas llegadas de la fábrica, pues la lana recién cardada requería un proceso de lavado para quitarle impurezas.
Nota personal:
No pongáis caras raras, que hoy en día la urea se utiliza en la industria cosmética, es un compuesto químico cristalino e incoloro. Se encuentra en la orina, el sudor y en la materia fecal.
En la Industria: La urea se utiliza en formulas cosméticas por sus propiedad hidratante  y sus propiedades exfoliantes o queratolíticas. Ayuda a la remoción de células muertas y callosidades.
Resumiendo, que os echáis orines "de vete tu a saber quien", en la cara.
El trabajo de lavado se hacía con los pies, pues los fullones utilizaban sus extremidades inferiores para agitar o revolver las prendas dentro de unas tinajas, algo que el filósofo Séneca describió como el "saltus fullonicus". Posteriormente las prendas recibían un buen enjuague para eliminar cualquier mal olor y eran colgadas en un lugar abierto para que les diera el aire. A veces se colocaba una cesta con sulfuro por debajo para que los gases ayudaran a blanquear la ropa.

Como puede suceder ahora, las fullonicas eran responsables del cuidado de las togas y, si alguna era dañada durante el proceso de lavado, debían pagar una compensación. al, tributo por el que su propio hijo Tito le reclamó por la naturaleza “asquerosa” del asunto.Aún así, las fullonicas eran un buen negocio, tanto que el emperador Vespasiano, al llegar al poder y encontrarse con las arcas vacías, se inventó un impuesto para gravar la recolección de orina, el urinae vectig.

Siglo XIX. Ya le queda poco tiempo a la muralla de Barcelona.

Una vez se cerraban las puertas de la ciudad, no se podía entrar ni salir. Solo había una excepción: los carros de los "maestros poceros", que entraban por Portal de l´angel y salían por el Portal de Sant Antoni.

11-Puerta del Angel  /  3-Puerta de San Antonio


Entonces, no existía un buen sistema de alcantarillado como lo conocemos, ya que pasada la época de los romanos, este había caído en desuso y olvido. Los excrementos se amontonaban en los pozos negros de los que disponían las casas, esos pozos se llenaban y había que vaciarlos y lógicamente, alguien tenia que hacerlo. Los maestros poceros se encargaban de ello y no cobraban, sino que pagaban.



El vaciado de los pozos, se hacia con unos "cucharones largos" este se introducía en el pozo por una abertura para este efecto, luego se vaciaba en un cubo con tapa y luego... al carro.




Lo que sacaban de los pozos, se lo vendían a los payeses de los alrededores de la ciudad, estos si que pagaban por este "abono" y pagaban bien  “ofici de caca, butxaca de plata” (Oficio de caca, bolsillo de plata) Se ve que los excrementos humanos estaban considerados como un excelente abono.
Pero no todos los excrementos tenían el mismo valor.Los maestros poceros iban acompañados de los "probadores de pozos" y hacían eso probaban el "material" que sacaban del pozo, los mas ordinarios, mojando la punta del dedo, los mas sibaritas, llevaban una cucharita de plata para este menester.
realizaban esta cata, para comprobar la acidez y la calidad del producto.

                        ¿Que fuera de Barcelona                           

si se prohibiera cagar,

y llegase a escasear

lo que las huertas abona?

Solo una rica persona

ensaladas comería,

porque no se llegaría

mas que una cosecha a alzar,

y tendrían que tapiar

El Borne y la Boquería.

                                              A.Gibert  1875

Plan Cerda.

Ildefonso Cerdá Suñer. 1878

La creación del Eixample, junto con la pasión por las nuevas tecnologías y la obsesión de Cerdá por la higiene, impulsaron el establecimiento de una nueva red de alcantarillado, aunque no para todo tipo de desechos. Un complejo sistema de evacuación de aguas sucias evacuaba los líquidos de cocinas y calles, pero las heces humanas continuaban en los pozos domésticos, como en la Edad Media.

“La razón es muy contundente: los excrementos eran valiosos como abono para el campo y los maestros poceros los ‘compraban’ y extraían de los pozos muertos para venderlos a los campesinos”, aclara. Mantener esta antigua fuente de ingresos, creía Cerdà, podía ayudar a financiar su Eixample. El precio se fijaba según la ‘calidad’ de la materia recogida, que cuantificaba un ‘catador’

Sin embargo, el negocio duró poco tiempo, porque la aparición de los abonos artificiales hizo perder el valor económico de las heces humanas. A pesar de ello, la idea que generaban negocio quedó instalada en la creencia popular: “Tanto, que la Mutua de Propietarios, que se encargaba de los pozos desde 1871, se vio obligada a publicar una 'Instructa sobre el servicio higiénico de extracción de materias fecales en Barcelona y sus suburbios’, en la que se defendía de la acusación generalizada de estar enriqueciéndose”.
La mutua de propietarios fue fundada el 30 de abril de 1835 por un grupo de propietarios de edificios con el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona, la Real Junta de Comercio y la Sociedad Económica Barcelonesa de Amigos del País.​ Mutua de Propietarios creó en 1845 un cuerpo de bomberos propio, dotado con las primeras bombas extintoras de Barcelona y personal voluntario que daría origen al cuerpo de bomberos del ayuntamiento, al que fue cedido 1875.​ Que ya había puertas giratorias, vamos.
Una anécdota curiosa sobre una de las primeras letrinas del siglo XIX. Según recogía la revista 'La Actualidad', el 24 de enero de 1914 explotó una letrina en una vivienda del número 7 de la calle Pelai. “Al parecer los ‘water-closets’ (término que hemos heredado escondido tras las siglas WC) no reunían las condiciones óptimas de seguridad y a causa de una concentración de gas metano en  una tubería provocó una fuerte explosión que conmocionó a los ciudadanos”. Dejó tres heridos, la portera y dos albañiles.



Una persona puede producir casi 4 toneladas de excrementos a lo largo de su vida y la humanidad en su conjunto genera alrededor de 300 millones de toneladas de heces/año.

En 1914 hubo una epidemia de tifus en Barcelona. Debido a la insalubridad de la ciudad en general, y en particular al filtrado de los pozos negros en la red de agua potable por el mal estado de las tuberías. Todo esto hizo enfermar a unos 25.000 ciudadanos de los que fallecerían unos 2.036.
Pero eso es otra historia.


Fuente: Dani Cortijo.

Comentarios